Lo primero que sabemos acerca del aluminio es que se trata de uno de los elementos más abundantes en la corteza de La Tierra. Además, hoy en día, es uno de los metales más buscados y más utilizados a nivel mundial, debido a sus propiedades de excelencia. Pero ¿Cuáles fueron los inicios de este material? lo veremos a continuación.
Historia del aluminio
El primer descubrimiento del aluminio como tal tuvo lugar en el año 1808. Fue en ese entonces que el investigador Humphrey Davy pudo descubrir ese metal. El descubrimiento fue como un elemento en la creación de una aleación con hierro, momento a partir del cual recibió el nombre de aluminium.
Ya hacia 1821, otro especialista, llamado Pierre Berthier descubrió la bauxita. Esta es un mineral que en su interior contiene grandes cantidades de aluminio. No obstante, la primera persona que logró aislar el aluminio fue Hans Christian Orsted, quien lo hizo como una amalgama con muchas impurezas. Pudo describirlo entonces como un elemento con distintas capacidades electromagnéticas.
A medida que el tiempo fue pasando, los procesos de Orsted fueron siendo mejorados por otros investigadores. De hecho, durante un tiempo, el aluminio fue considerado como un metal tan o más valioso que el oro. Eso fue cambiando a medida que se fue descubriendo la abundancia de este material en la corteza terrestre.
¿De dónde se obtiene?
Algo que hay que destacar es que, pese a lo mencionado con anterioridad de que el aluminio es uno de los elementos más presentes en la corteza terrestre, no se lo suele encontrar de forma libre. Por el contrario, suele estar siempre combinado con otros elementos. Es por eso que una gran parte de la proporción de aluminio que se encuentra en el planeta no puede ser extraída, como así tampoco utilizada.
Siendo que la bauxita es el material que más aluminio contiene, hoy es considerada como la única fuente de obtención del mismo. Lo que se obtiene de ella es la alúmina o el óxido de aluminio, que debe encontrarse con la menor cantidad de impurezas que sea posible.
La separación de la alúmina de las impurezas del mineral es algo que se lleva adelante mediante un proceso que recibe el nombre de Bayer. Este consiste en “digerir” la bauxita con soda caustica para así poder producir el aluminato de sodio soluble, dejando las impurezas en el residuo insoluble. Lo que queda de esto es un aluminato que se descompone. Luego se obtiene el aluminio, fundiendo y rediciendo la alúmina a través de electrólisis.