Como sabemos, el aluminio es un material que se encuentra presente en cada vez más ámbitos y rubros del desarrollo humano y productivo. Por eso, es frecuente hoy en día escuchar hablar acerca de distintos procesos que se llevan adelante sobre este material. En esta ocasión, queremos hablar acerca de uno de ellos: el templado de aluminio.
¿Qué es el templado de aluminio?
Lo que se conoce como templado de aluminio es, básicamente, el calentamiento o el enfriamiento de metales (en este caso el aluminio) que se encuentran en estado sólido. Su objetivo fundamental es poder generar modificaciones en sus propiedades mecánicas.
¿Cómo se realiza?
Si bien el orden de los procesos puede variar, en general el temple se lleva a cabo luego de que los metales son endurecidos, a fin de poder aumentar esa característica. Lo que se hace, básicamente, es calentar el metal, pero con un margen de temperatura que, claramente, tiene que ser menor que el que se aplicaría en caso de buscar fundir el metal. En todo momento es fundamental llevar un control de la temperatura para que esta sea la adecuada, ya que es ese el factor que va a condicionar el nivel de dureza que se va a poder alcanzar.
Muchos son los factores que condicionan la temperatura que se utiliza en este proceso. Entre ellos, se destacan las propiedades físicas y mecánicas que se buscan en el producto final, como así también la composición específica que pueda llevar cada una de las aleaciones. Algo que se debe destacar en este sentido es que a veces, el incremento en la dureza se da de manera proporcional al aumento en la fragilidad de los materiales.
Si se encuentra en estado puro, el aluminio es un material blando, con poca resistencia mecánica. No obstante, a través de sus aleaciones se pueden adquirir diferentes propiedades vinculadas a mayor resistencia. En general, las aleaciones del aluminio tienden a ser fuertes, ligeras y de fácil formación. Son estas características las que han llevado a este metal en convertirse en el de mayor uso del mercado en lo que respecta a metales no ferrosos.
En el caso particular del aluminio, el temple se lleva a cabo a través de un enfriamiento muy veloz del material. Es frecuente que esto se lleve adelante a través de un proceso de inmersión en agua fría cuando la pieza se encuentra recién salida del horno. La velocidad del templado de aluminio es un parámetro importante, puesto que define algunas de las características finales que se esperan de la aleación, como puede ser el caso del comportamiento frente a la corrosión, de la tracción y de la tenacidad. Cada aleación en particular posee una velocidad específica de temple.