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Todo el tiempo escuchamos hablar acerca de los metales preciosos. No obstante, pocas veces sabemos a qué se está haciendo referencia en realidad. A continuación, veremos qué son los metales preciosos y lo que hay que saber sobre ellos.

¿De qué hablamos cuando hablamos de metales preciosos?

Los metales preciosos es el nombre que sele suele dar fundamentalmente a los metales que se encuentran en estado libre en el entorno natural. En toros términos, a los metales que se encuentran sin que estén combinados con otros elementos en forma de compuestos.

Ciertamente, cuando se hace referencia a los metales preciosos, uno de los primeros en los que se suele pensar es el oro. El oro es uno de los metales preciosos que existen. Este es bastante frecuente de encontrar en la forma de pepitas. Se encuentra fundamentalmente en los depósitos aluviales que se generan por la disgregación e las rocas en las que está incluido.

¿Cuáles son los metales preciosos?

Con frecuencia, se considera metales preciosos a algunos en particular. Entre estos, encontramos fundamentalmente al oro, anteriormente mencionado, como así también a la plata, el platino, el paladio y el rodio. Estos últimos son menos conocidos que los anteriores. También se incluye, en ocasiones, al rutenio, al iridio y al osmio.

Usos de los metales preciosos

Distinto a lo que suele pensarse, los metales preciosos se pueden utilizar en diferentes aplicaciones. No obstante, es cierto que una de las más frecuentes es la joyería. Esto se debe a propiedades tales como la estética, la durabilidad, la resistencia y su capacidad de no hacer reacción en contacto con la piel humana. En el ámbito de la joyería, los metales preciosos se suelen encontrar especialmente en forma de aleaciones. A continuación, hablaremos de las aleaciones de metales preciosos que se emplean en la joyería.

Las aleaciones de oro

El oro es, sin lugar a dudas, uno de los metales preciosos preferidos a la hora de realizar joyería. Sin embargo, esto no se debe solamente a su estética. Uno de los mayores fundamentos de ello tiene que ver con la versatilidad de la que este metal es capaz. Sus propiedades hacen que se trate de un metal maleable, pudiendo transformarse en prácticamente cualquier pieza de joyería, independientemente de lo pequeña que esta pueda llegar a ser. Además, no se oxida estando en contacto con la piel ni pierde su color o su brillo. Las piezas de joyería de oro se pueden mantener puestas sin problema a lo largo de muchos años, sin que por ello pierda sus cualidades.

Las aleaciones de plata

La plata es un metal precioso que puede alearse con todos los metales que sean de punto de fusión bajo. Los más frecuentes son el estaño y el zinc. La aleación más común y la que más suele utilizarse en la joyería es la que combina plata con cobre. Pese a eso, para la joyería, lo más frecuente es que se utilice plata en estado puro y no en aleación.

Esto se debe a que la mayor parte de las aleaciones de plata suelen perder su color y caer en estado de oxidación en poco tiempo. al cabo de un plazo determinado, empiezan a perder el color y ganar otros como el amarillo, el verde y el negro. En cambio, la plata en estado puro se mantiene en perfecto estado a lo largo de los años, igual que el oro.

Las aleaciones de platino

Finalmente, el uso del platino en el ámbito de la joyería no es algo que cuente con una gran historia, sino que es más bien reciente. Comenzó a utilizarse a lo largo del siglo XX. El platino es un metal mucho más difícil de encontrar que el oro. Además, es un metal durable y, también, duro y resistente. Debido a que es un metal que no se oxida, cada vez son más los que eligen aplicarlo en estado puro en la joyería. Las joyas de este metal presentan excelentes resultados y son especialmente recomendables para las personas que suelen tener reacciones alérgicas con otros metales. Además, por su estética, tanto el platino como el oro blanco son perfectos para su combinación con diamantes.

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