En el mercado del aluminio, son muchos los tipos de acabados que se le pueden otorgar a este material. En el caso particular del aluminio de implementación arquitectónica, el material pasa a tener muy elevados niveles de exigencia. Esta exigencia demanda procesos de la más alta calidad. Ello, porque se deben cuidar factores tales como la facilidad de limpieza, la durabilidad, la resistencia a la corrosión y la estética.
La mayor parte de los metales, en el momento en que pasan a ser expuestos a las condiciones del medio ambiente, experimentan factores en contra. La corrosión es un problema que puede adquirir distintos grados de severidad. Pese a eso, en cualquiera de los casos, la corrosión es algo que afecta las propiedades tanto mecánicas como estéticas del material, volviéndolo mucho más débil y generando un aspecto poco deseable.
Una alternativa: el anodizado
Para dar respuesta a estos problemas es que surge el anodizado. Este, aparece como una de las opciones más útiles y destacables en el marco del mercado del aluminio, debido a que es un proceso que asegura en el material las buenas condiciones estéticas, una importante protección y una muy larga durabilidad y vida útil. Además, es un proceso exclusivo de ese material.
¿Cómo se realiza el anodizado?
Si bien algunos factores pueden cambiar en función del sitio en el que el proceso sea llevado adelante, los pasos a seguir en general del anodizado de aluminio son los siguientes:
- Pulido: lo primero que se hace es pulir el aluminio de una forma muy minuciosa, a fin de evitar cualquier tipo de imperfección; se puede realizar tanto con una máquina específica como de forma manual.
- Capa de óxido: en segunda instancia, lo que se hace es someter al aluminio a distintos tipos de ácidos y líquidos para generar una capa de óxido superficial, como consecuencia del paso de una corriente eléctrica en un electrolito ácido que toma el aluminio como un ánodo.
- Electrocoloración: pasados los momentos mencionados con anterioridad, se pasa a un proceso de electrocoloración, que se hace especialmente para darle al aluminio distintos tipos de tonos.
- Interferencia óptica: posteriormente, se somete al material a un proceso de interferencia óptica que lo que hace es dar distintos acabados y distintos tonos al metal.
- Empaque: finalmente, al igual que sucede con otros metales, se procede a su empaquetamiento, lo cual se lleva a cabo de una manera extremadamente cuidadosa para evitar que el material se pueda dañar una vez que todo este proceso es terminado.
Como decíamos con anterioridad, se trata de un procedimiento que lo que hace es asegurar las mejores condiciones estéticas, la funcionalidad y la durabilidad del aluminio. Además, se recomienda a los usuarios dar un buen mantenimiento al mismo para mantener en perfectas condiciones las propiedades mecánicas y estéticas del metal. Hoy en día, el aluminio anodizado aparece en importantes aplicaciones de la arquitectura monumental, dando lugar a impresionantes obras de esta índole en distintas partes del mundo y con distintos modos de trabajo.